Yvan

Photobucket

domingo, 31 de octubre de 2010

Ser humano vs autos


Cada vez que camino por la calle y me dispongo a cruzar una esquina, nunca falta el auto que se pasa de vivo e intenta pasar rápidamente privándome del derecho de alcanzar la esquina opuesta con total libertad.
Yo sé que como transeúnte debo estar atenta al tránsito, mirar para ambos costados y esperar el momento propicio para cruzar la calle, pero pensándolo bien, ¿por qué esto es así?
Veámoslo de esta manera, los autos son máquinas que evitan al ser humano de realizar grandes esfuerzos como caminar, correr, tomarse un ómnibus, etc. A diferencia de mí, que en el momento que transito libremente por la ciudad, soy una persona susceptible al clima que me rodea, y que está haciendo un esfuerzo para ir del punto A al B.
El individuo detrás del volante está refugiado, tiene aire acondicionado, un asiento acolchonadito, y ni siquiera tiene que mover sus piernas para trasladarse.
Por ende, yo pienso, ¿por qué tengo que ser yo la considerada en dejar pasar a la máquina? ¿Por qué tengo que cuidarme? ¿No tendríamos que acaso dar por sentado que el auto nos va a ceder el camino sin problema alguno? Es tan sólo justo.
Es por eso que desde siempre, defendí mi derecho como transeúnte. Cada vez que cruzo una esquina, miro fijamente al conductor del auto cual duelo del oeste, pongo un pie en la calle decidida a pesar que el vehículo esté en movimiento.

Muchas veces me dejan pasar, otras me veo forzada a hacer el pequeño jueguito de caminar un poco, auto se aproxima despacio, como si fuésemos dos personas que queremos ir en sentido contrario y terminamos eligiendo el mismo lado para continuar.

Advertencia: Realizar este tipo de hazañas puede resultar en un accidente vial. No recomiendo probarlo a menos que sea un transeúnte experimentado.

jueves, 21 de octubre de 2010

Amistades vs Eventos a los que te morís por ir


Tener amigos es algo lindo, pues, porque son compañeros de vida. Te acompañan siempre, están ahí cuando los necesitas (y cuando no también). Pero, tener amigos no te garantiza que un viernes a la noche quieras ir a ver a tu banda preferida que se vino especialmente desde katmandú a tocar a tu ciudad. Claro que no, porque al preguntarle a ellos si estarían dispuestos a hacerte compañía en dicho evento, obtendrías respuestas de este estilo: "

"UUUU, la verdad que justo es el cumple de la tia abuela de mi madre, decí que está re moribunda sino me re mandaba"

"Paa, es que tengo un examen de física cuántica justo al otro día, perdoname, man"

"A ese lugar? Noooo queda re lejos, y tenemos que ir en taxi? y después como volvemos? no no, yo ahí no me mando"

Pero la dura realidad es que estas no son respuestas verídicas, sino que son excusas ficticias que tus amigos utilizan para no decirte que no comparten tus gustos musicales.
Fue así como se me ocurrió una solución viable a este tan frecuente problema: la clonación. Es muy fácil, simplemente te clonás a vos mismo. Este clon estará igualmente emocionado que vos en ir al evento que te morís por ir, podrán compartir la tarifa del taxi la cual saldrá lo mismo porque van y vienen al mismo lugar, cantará contigo todas las canciones, siempre tendrá buena onda. Así nunca vas a tener que ir solo concierto, cine, o lo que sea.

Eso sí, cuando finalmente todos podramos acceder a la clonación cabe la posibilidad de que alguno comente "che, que loser este, vino con su clon"

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...