Yvan

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miércoles, 27 de abril de 2011

Segundos nombres

No hay nada más característico que el nombre de uno. A tal punto, que uno adquiere la cara de ese determinado nombre. Yo tengo cara de Joanna y punto, aunque me cueste admitirlo. Pero, por alguna razón, a alguien se le ocurrió incluir otro nombre en la ecuación. el segundo nombre.

Desconozco si la tendencia se originó con la monarquía o las novelas venezolanas. Más allá de esto, me pregunto, ¿para qué sirven los segundos nombres?

Porque por lo general, nadie está orgulloso del mismo. Lo terminan develando en algún "verdad o consecuencia" o tal vez, en la lista del colegio, seguido por la burlona risa de sus pares.

Los contrargumentos de los nombres compuestos o quiénes usan su segundo nombre como el de pila no cuentan, de la manera como te llamen, habrá un nombre se sobra.

Algunos lo aprovechan para cambiar de personalidad, utilizan su segundo nombre como apodo alternativo. Es una buena opción si están en el programa de protección a testigos, sufre de esquizofrenia o tienen familias paralelas.

Yo propongo un nuevo uso del segundo nombre. ¿Por qué no usar un nombre para la juventud y otro para la adultez?
Por ejemplo, la mayoría de nuestros padres tienen nombres de la índole Rosa, Susana, Mirta, Roberto, Norberto, Saúl, Jaime. ¿Cuándo conocieron a una Mirta o a un Saúl joven? Simplemente no existe, no cabe en nuestros parámetros de pensamiento. Son hipótesis inimaginables.

La próxima vez que alguien intente hacer de tu segundo nombre objeto de risa, responda con elegancia "burlénse, pero ese es mi nombre de viejo, voy a envejecer elegantemente como norberto mientras ustedes seguirán siendo juanita, tiago o maritza por el resto de sus días"

miércoles, 13 de abril de 2011

La viralización de los indefensos

Desde la aparición de aquel niño sentado en el auto junto a su padre calmándose al ritmo de Bob Marley hasta Greyson Chance, el púber que canta igual que Lady Gaga. Este nuevo fenómeno se ha asentado: La viralización de hijos.

Pueden encontrarse innumerables ejemplos, Charlie bit my finger, Justin Bieber, este nenito que canta

Está más que claro, que todos los seres humanos somos hijos de alguien, pero estos casos son bastante particulares. Los padres se ven altamente involucrados en este proceso.

Lejos han quedado las épocas en que los padres canalizaban la fama de sus hijos de manera directa. Los vestían de marineritos y los llevaban a castings para publicidades de comida de bebé, de perro, juguetes del momento, entre otros.

Este bebé también fue víctima de la viralización
Me parece completamente indignante. ¿Le habrán preguntado al bebé que se reía gracioso en youtube si quería ser famoso? ¿Qué creen que piense el pequeño cuando el futuro se vea a sí mismo con una risa remixada, enlentecida para parecer malévola?

¿Piensan que los gemelos que discuten les causará gracia enterarse que fueron viralizados en el pasado?

Porque es muy fácil criticar a las redes sociales, toda la información que ponemos y hacer una serie de teorías      apocalípticas al respecto. Pero al menos, nosotros somos conscientes y responsables de nuestras propias careteadas. ¿Qué culpa tienen esos bebés?

¿A ustedes les parece que les va a ser fácil seguir con su vida una vez que encuentren esos nefastos videos en la web?

Si ya es suficientemente humillante cuando tus padres muestran los videos de los actos escolares o la bat mitzvá años después, a un grupo reducido de familiares, imagínense eso a una escala global. No debe ser para nada agradable.

Por eso, estimados padres, dejen de obsesionarse con viralizar a sus hijos. Canalicen sus deseos de fama comprándose un porsche, o haciéndose una cirugía plástica, manéjense entre ustedes, no exploten a sus indefensos hijos.

Porque no queremos poblar el mundo de Lindsay Lohans, Macaully Culkins ni Mary Kate Olsens.

lunes, 11 de abril de 2011

La música de hoy


A riesgo de sonar como una vieja amargada, debo decir que los hits de la actualidad dejan mucho que desear.
En primer lugar, los artistas que interpretan la canción se han multiplicado de manera estrepitosa. Ya no es uno el cantante, ni siquiera un dueto, sino que la canción se compone de una fórmula matemática.

Britney ft Rihanna ft Lil wayne ft Nelly ft Nelly Furtado ft snoop dog ft Glee cast ft usher ft (pitbull)^2

Pitbull es como la constante, el denominador común. Se ha hecho uso y abuso de los dotes de pitbull. Francamente, ya me tiene cansada.

Asimismo, las melodías de dichos hits poseen diferencias casi imperceptibles ya que se viven sampleando unos a los otros. ¿O alguien sabe la diferencia entre Stereo love , Hot y On he floor?

Por favor, ¡es la misma musiquita con diferentes arreglos! (apenas). Nos venden el mismo hit al cubo.

De más está decir que los bailo todos de igual manera.

domingo, 3 de abril de 2011

La viralización


Gracias a internet las noticias corren rápido, así también los videitos gracioso de gatos estornudando, el último clip de lady gaga y las muertes de celebridades. Sí, ese fenómeno que todos alimentamos pero no somos conscientes de él: la viralización.

Todos viralizamos, pero ¿a quiénes le estamos haciendo el favor? ¿Acaso los personajes a quiénes engrandecemos con nuestros simples clicks nos agradecen?

Yo quiero saber si Justin Bieber, Lady Gaga o Rebecca Black alguna vez los ayudó cuando estaban mal, si les trajeron un souvenir de sus últimas vacaciones, o les prestó apuntes de la última clase.

También me pregunto si alguna vez una banana los consoló cuando se pelearon con su pareja o si un panda les donó un órgano.

Apuesto a que la respuesta es no. Por ende, exhorto a la población cibernética que le haga un favor a sus amigos, viralicenlos. Dénle un share a sus videitos de Youtube aunque no sean gracioso, posteen sus blogs en su wall de facebook aunque no les guste. Porque ellos siempre están y no como la gente de internet que es una mera ilusión en un monitor.

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