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jueves, 15 de marzo de 2012

De las lapiceras y la drogas

Una de las cosas positivas que tiene estudiar publicidad es que constantemente tenemos que hacer presentaciones en defensa de nuestra campaña, como si fuera un cliente real. Hoy me acordé de una anécdota relacionada con una de mis primeras presentaciones publicitarias, porque si bien ya me había enfrentado a dar clases con power points más de una vez a lo largo de la carrera, se trataban de temas teóricos sin defender la idea propia.
Éramos así pero menos nerds

Presentar una idea es una instancia similar a la de cualquier reality show, donde el pobre alumno desnuda su alma y se ve sujeto la mayor cantidad de críticas posibles mientras está parado delante de un power point minimalista (por no decir pobre).

La primera vez que tuve que presentar una idea me sucedió lo siguiente. A mi equipo y a mí se nos había ocurrido colocar bolígrafos pegados en el refugio de la parada de ómnibus. Toda una idea subversiva, un cannes, un león de oro, un fiap, un ojo de iberoamérica, éramos los creativos más creativos (valga la redundancia) de la clase.

Al finalizar la presentación, el docente hace la siguiente pregunta:

-¿Y qué pasa si viene una persona y se agarra más de una muestra del producto?

¡Es mi momento! Pensé. Me salió la Don Draper de adentro, y mi justificación fue más o menos así:

-Y bueno, si más de una persona agarra más de un bolígrafo ¿qué importa?, si total estamos poniendo el producto en circulación. Y si los planchas (denominación de gente de clase baja en Uruguay) los usan para venderlos y comprar pasta base no es nuestro problema, porque de todas formas estarían utilizando el producto y le darían visibilidad. Que es lo que queremos ¿no?

Para mis adentros yo era una mártir, mi primera gran defensa publicitaria. ¿Dónde está el cliente dueño de la empresa de lapiceras? ¡Traigánmelo!

Evidentemente, el resultado no fue favorable. El docente calificó mi respuesta de absurda y ridícula, me gritó bien fuerte (y me fui corriendo al baño). 

Un año después, no compré la fábrica de bolígrafos ni soy una gran directora general creativa en las mejores agencias del país, ni tampoco contraté a mi ex-docente como pasante/esclavo. El año que viene les cuento. 

6 comentarios:

Lu dijo...

Uno de los mejores momentos que viví en la facultad fue escucharte argumentar así. Sublime. Espero a los nudos.

Vidiella dijo...

Yo te hubiera puesto mejor nota.
Ok, usar la pasta base fue evitable, pero...
si se eligen las paradas adecuadas (donde transite la gente que buscamos venderle lapiceras), y tenemos algún mecanismo de control y dosificación (ej: no poner 15.000 lapiceras todas juntas, sino poner 100 y alguien vaya cada tanto a reponer, así al menos el pastabasero tiene que laburar un poco -cosa que todos sabemos que no les gusta laburar-), poner una frase que invite a agarrar de a una (ej. "mirá si el que viene atrás consigue que la mina le dé el teléfono y no teien cómo anotar!), en fin.

Por último, hay que ver que se pretendía con la acción.
Seguramente se venderían más lapiceras, se hace conocer la marca, whatever: la gente hablaría de eso! Y casi todos positivamente.

O sea que no es tan relevante que la gente tenga lapiceras, sino que se hable de la campaña.

Si vendiera lapiceras tendrías laburo nuevo.

Unknown dijo...

Gracias! Imposible convencer a mi ex-docente de que tal vez haya sido un poco duro al llamarme "ridícula". La verdad que me habló bastante mal, por suerte ahora me puedo reír de ello.

Andrés Romero Castro dijo...

Hago una puntualización a lo que dice Franco. Creo que lo que se busca es que la gente hable, pero hable bien. O al menos de forma neutra. Nunca que hablen con una imagen negativa, porque ahí tal vez erramos el foco y no es la imagen que quiere vender el cliente.

Por otro lado, creo el/lo único absurdo y ridículo en la historia es tu profesor. Profesor que debiendo fomentar la creatividad (y vaya que la tuviste), no solo no lo hace, sino que la castiga e hipoteca por un tiempo.

Arriba!

Unknown dijo...

Gracias por sus palabras de apoyo! Igual la idea del post no era criticar a mi ex-docente, sino también reírme de mí misma un poco.

Anónimo dijo...

hola. Creo que estuve en esa clase.

jamás el docente te dijo ridícula. sí habló firme porque no lo dejaste opinar.

la acción, como la están corrigiendo, es básicamente cambiar la idea. su idea fallaba por varios lados, el primero y más evidente era la re distribución de las lapiceras en cada soporte, cuando desaparecieran.

no era cannes ni un ojo. y ese docente fue el mejor de la carrera.

saludos a todos.

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